Por Florencia Mascioli*
La violencia de género es la mayor causa de muertes de mujeres en nuestro país. La violencia de género no es solo un golpe: antes de eso, hay un sinfín de actitudes, acciones u omisiones que pueden doler mucho más que una cachetada, un tirón de pelo o un empujón.
Hoy en día atravesamos este flagelo con conciencia aunque cada año que pasa, las cifras de muertes -el escalón más alto de la violencia- se elevan y preocupan. Tal vez las políticas públicas están carentes de urgencia porque la mayoría de las mujeres que ya no están, ya habían hecho al menos, una denuncia.
CIFRAS QUE ALARMAN
En lo que va de 2024, en la Argentina, ya se cuentan 63 femicidios: 46 intentos de femicidios, 6 intentos de femicidios vinculados. Es decir, un femicidio cada 35 horas: en otras palabras, la muerte de una mujer a manos de un hombre violento.
Respecto al vínculo de la víctima con el agresor, el 40% era la pareja; el 25% ex pareja; el 21% no se tiene información; el 11% era familiar y el 3% un conocido. El 17% ya había hecho una denuncia previa y el 10% tenía, al menos, una medida judicial.
UN CASO PUNTUAL (Y ACTUAL)
Luego de que esta semana el ex futbolista Junior Benítez fuera condenado a cinco años de prisión por las amenazas contra la familia de Anabelia Ayala, su ex pareja, quien lo había denunciado por violencia de género, ahora fue imputado en otra causa penal: lo acusan de “instigación al suicidio”.
Recordemos que la joven se quitó la vida en diciembre de 2023, apenas unos meses después de terminar su relación con Junior Benítez, a quien había denunciado por violencia de género y en ese entonces la familia de la joven tuvo que pedir una orden de restricción contra el exfutbolista pero la incumplió.
Tras la emisión del fallo en Lomas de Zamora, el fiscal Juan Manuel Baloira, de la U.F.I N° 3 descentralizada de Almirante Brown, le pidió al tribunal peritar el celular del exfutbolista para analizarlo dado que podría definir cuál fue su rol en la muerte de Anabelia ya que una amiga de la víctima afirmó durante el juicio que Junior Benítez controlaba, manipulaba y golpeaba a su ex novia de manera constante. Asimismo, se pidió una autopsia psicológica sobre Anabelia para determinar cuál era su estado justo antes de su muerte: se trata de un “proceso indirecto de recolección y análisis de información respecto al comportamiento de una persona que ha fallecido, teniendo como objetivo acercarse a la comprensión de las circunstancias de su muerte”.
Un hombre que, además de la imputación que se le atribuye (instigación al suicidio) fue condenado, esta semana, a cinco años de cárcel por los delitos de coacción agravada, daño, daño informático, amenazas a la familia de su ex novia, desobediencia y tenencia ilegal de arma de guerra.
Este caso es uno de los miles de casos que ocurren en nuestro país. Se espera que el perito Rafael Herrara Milano entreviste a familiares y personas cercanas a la ex novia del futbolista, a quien ella había denunciado por violencia de género.
QUÉ ES LA VIOLENCIA DE GÉNERO
De acuerdo a la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Nº 26.485):
- Se entiende por violencia contra las mujeres toda
conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el
ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder,
afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual,
económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan
comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.
Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley, toda
conducta, acción u omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que
ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón. - Quedan especialmente comprendidos en la definición
del artículo precedente, los siguientes tipos de violencia contra la mujer:
1. Física: La que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor,
daño o riesgo de producirlo y cualquier otra forma de maltrato o agresión que
afecte su integridad física.
2. Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de la autoestima
o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca degradar o
controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante
amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra,
descrédito, manipulación o aislamiento. Incluye también la culpabilización,
vigilancia constante, exigencia de obediencia o sumisión, coerción verbal,
persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje,
ridiculización, explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier
otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la
autodeterminación.
3. Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas,
con o sin acceso genital, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente
acerca de su vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso
de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de
otras relaciones vinculares o de parentesco, exista o no convivencia, así
como la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual y
trata de mujeres.
4. Económica y patrimonial: La que se dirige a ocasionar un menoscabo en
los recursos económicos o patrimoniales de la mujer, a través de:
a) La perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes;
b) La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción indebida de
objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores y
derechos patrimoniales;
c) La limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer sus
necesidades o privación de los medios indispensables para vivir una vida
digna;
d) La limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un
salario menor por igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo.
5. Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores,
íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y
discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la
mujer en la sociedad.
EL “PERFIL” DEL MALATRATADOR
Si bien cada hombre violento tiene características particulares, comparten algunos comportamientos que hacen que existan elementos comunes en todos los casos. Según el sitio Psicología y Mente, son los siguientes:
- Suelen tener buena imagen pública: fuera del hogar tienden a actuar con perfecta normalidad, no habiendo por lo general en su conducta signos visibles de hostilidad hacia su pareja y tratándola tanto a ella como al resto con cordialidad y afecto. Es en el hogar, en la vida privada, donde el individuo en cuestión manifiesta y descarga su agresividad.
- Poseensentimientos de inferioridad y baja autoestima: esto les genera una profunda frustración que se puede transformar fácilmente en violencia. Esto lleva a expresar la ira a través de la violencia contra quien es más débil físicamente o contra quien está en una situación de vulnerabilidad por causas relacionadas con el contexto.
- Suele tener una elevada necesidad de poder: en general, neecsitan imponer las propias opiniones o que las cosas se hagan a su manera, al menos en círculos sociales pequeños, aquellos en los que pueden intentar hacerse respetar mediante la violencia y esto puede desembocar en la necesidad de ejercer control y dominio sobre la pareja, a quien tienden a considerar inferior.
- Internalizan estereotipos de género: la mayor parte de maltratadores utilizan como pretexto para la agresión los roles de género, utilizándolos para remarcar su papel y el de su pareja y castigando las conductas y pensamientos que se alejen de ello.
- Bajo nivel de asertividad: los problemas y los cambios los frustran y suelen reaccionar de forma aversiva ante ellos. Defienden sus derechos de forma agresiva sin tener en cuenta los deseos de los otros y situando sus necesidades en primer lugar.
- Relaciones de dependencia: es común que en la estructura de la personalidad del maltratador tienda a haber cierta dependencia del entorno. Dicha dependencia provoca miedo y cierta fijación ante la idea de ser abandonado, cosa que en el caso del maltratador se traduce en un aumento del control hacia la pareja, un elevado nivel de celos hacia otros posibles “competidores”, el intento de aislarla y hacer que dependa del agresor/a e incluso la agresión física.
- Inestabilidad emocional e impulsividad: el maltratador tiende a tener un elevado nivel de neuroticismo. Esto quiere decir que tiene una emocionalidad lábil que puede pasar rápidamente de la alegría a la tristeza, o del afecto al desprecio. Esta falta de estabilidad facilita la frustración y la tensión interna, que junto a una elevada impulsividad y un pobre control de los impulsos puede desencadenar una agresión.
- Egocentrismo: un aspecto relevante que comparten la mayor parte de maltratadores es la tendencia a centrarse en sus propias necesidades y preocupaciones, ignorando las de los demás o las consecuencias que la propia conducta en los otros.
- Celos y posesividad: la persona maltratada es considerada un elemento de su propiedad que debe permanecer fiel y cumplir sus designios. Se establecen conductas controladoras y se sesga la percepción en búsqueda de la confirmación de sus temores.
- Niveles bajos de empatía: uno de los aspectos más claramente visibles en los maltratadores es el poco nivel de empatía que manifiestan con sus víctimas. No suelen ponerse en el lugar del agredido o eligen voluntariamente ignorar su punto de vista, no teniendo en cuenta los efectos psíquicos y/o emocionales que el maltrato tiene sobre la víctima más allá del control de su conducta.
- Minimizan la violencia o culpabilizan a los demás: en la mayoría de los casos, el maltratador tiende a considerar la violencia ejercida como justificada, disminuir la importancia de sus efectos o situar la culpa en la actuación de la pareja o en otros factores como el alcohol o las drogas.
- Capacidad de manipulación: a pesar de tener una capacidad de empatía muy reducida muchos maltratadores reincidentes posean una elevada capacidad de manipulación y sugestión. Además, en algunos casos, se ha manifestado la capacidad de convencerlas de que las conductas agresivas se han llevado a cabo por su bien, que son normales o incluso de que la agresión era merecida.
Si bien el camino de salida de cualquier situación de violencia de género no es simple, existe. Se puede salir, se puede pedir ayuda y aunque tome tiempo, salva vidas.
Si estás en una situación de violencia de género, llamá al 144: la línea es gratuita y está disponible las 24 horas, los 365 días del año.
*Licenciada en Comunicación Social y Locutora Nacional de Radio y TV